miércoles, marzo 22, 2006

Larga vida a la poesía


-Una hoja de otoño en el preciso instante en que se desprende del árbol.
-Las fritangas que aparecen en los libros de Gabriel García Márquez.
-Remedios la bella y Mauricio Babilonia.
-Una orquídea.
-Una flor fea y desgarbada que se abre paso entre los juncos.
-Dos azulejos partidos que quedaron en la playa.
-Un vaso de vino tinto apoyado sobre un mantel de tela vasca.
-Lo que no dice Buster Keaton cuando mira la cámara.
-El sorbo de agua del ciclista.
-El remiendo de la sábana de abajo.

¿Poesía?

Del griego poiesis, creación, poesía.

Ayer 21 de marzo (hace exactamente dos minutos que terminó el día de ayer) fue el Día Internacional de la Poesía. Este homenaje fue proclamado por la Conferencia General de la Unesco y se celebró por primera vez en el 2000, hace ya seis años.

En el discurso inaugural de la quinta celebración del Día Internacional de la Poesía, el Director General de la Unesco hizo referencia a que este día podría ayudar a construir una relación vital entre la memoria del pasado y la invención de nuevas posibilidades.

La poesía vive y late. Aparece de improviso en una grieta y lame los pies de los perros. Es lo que nunca se toca. Y si embargo apela a todos los sentidos y a sus sensaciones, es sensual y generosa. Lo que se comprende y se siente pero es inútil explicar. Una vez le preguntaron a Isadora Duncan qué sentía cuando bailaba. Y ella contestó que si pudiera explicarlo no tendría sentido que lo bailase.

- Libertad – La poesía es una expresión pura de libertad. Desafía las estructuras del lenguaje, anima la invención de palabras. En teoría se puede todo. Sin ataduras, cinturones, zapatos acordonados ni corsés.

- Juego – El juego está en leer, decir, dibujar, escribir y vivir poesía. En intentar traducirla, mal, bien o como se pueda. Si no es divertido no vale. Ya Francisco de Quevedo se había dado cuenta de eso cuando escribía “érase un hombre a una nariz pegado” y seguía con el reloj de sol mal encarado, la pirámide de Egipto y todo lo demás.
Oliverio Girondo también lo sabía. Tiene versos que son para matarse de risa. Ya que mencionamos las narices: “una nariz que sacaría el primer premio en un concurso de zanahorias”.
Es cierto que también desperdicia papel la poesía: utiliza sólo parte del renglón. Más de un editor habrá quedado furioso con este derroche.

- Autenticidad – Una de las claves está en ser auténtico. Estoy convencida de que sin autenticidad no hay verdadera poesía. Se nota cuando el sentimiento es impostado. Como el amor y la tos, lo artificial en la poesía se nota, no se puede disimular. Con adquirir una técnica más o menos decente no alcanza.

- Respuesta – A mí la poesía me ha servido como respuesta a muchos asuntos. Formularse una pregunta y abrir un libro para ver qué aconseja el poeta. Tiene poder en tiempos de adversidad, es un apoyo sólido y disponible a cualquier hora del día o de la noche. Reconforta como una colcha de crochet tejida por una abuela. O un vasito de vodka o de otra bebida espirituosa que queme un poco por dentro.

Con el vasito de lo que tengo (no siempre coincide lo que se tiene con lo que se tiene ganas de tomar) hago y propongo un brindis por la poesía que tantas lágrimas y alegrías da.


En el juego de la libertad auténtica están las respuestas.



Foto: barahona.org/pinilla

5 Comments:

At 3/22/2006 11:27 a. m., Anonymous Anónimo said...

Más o menos todos los poetas han tratado de definir la poesía. No tranzo en dos puntos: que va leída en lengua original y en voz alta. Te dejo con una de las tantas que le dedicó Octavio Paz:

LA POESÍA

A Luis Cernuda

¿Por qué tocas mi pecho nuevamente?
Llegas, silenciosa, secreta, armada,
tal los guerreros a una ciudad dormida;
quemas mi lengua con tus labios, pulpo,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia sin fin
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombría.

El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.

Verdad abrasadora,
¿a qué me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que sólo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma
mas hace arder todas las formas
con un secreto fuego indestructible.

Pero insistes, lágrima escarnecida,
y alzas en mí tu imperio desolado.

Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.
Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa sustancia,
avidez subterránea, delirante.

Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente
y haces proféticos mis ojos.

Percibo el mundo y te toco,
sustancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.

Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras, más profundas, las niegan,
ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua más oculta y densa.
En su húmeda tiniebla vida y muerte,
quietud y movimiento, son lo mismo.

Insiste, vencedora,
porque tan sólo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan sólo tu existencia
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica,
sustancia de mi alma.

Eres tan sólo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma
ni se demora sobre lo que engendra.

Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo,
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con aceite,
para que al conocerte me conozca.

 
At 3/22/2006 9:00 p. m., Blogger Ludmilla 1789 said...

Se supone que todo poeta debe tener su "arte poética" (creo que se llama así), es decir, su declaración acerca de qué es para él o ella la poesía. Lo de la lengua original sí, nunca va a ser igual una traducción pero en algún caso el traslado a otro idioma puede ayudar a una aproximación de otro tipo, me parece. Pero te contradecís Ceryle, antes defendías las películas dobladas... mmmm...
Muy bueno lo de Octavio Paz, lo imprimí para leer detenidamente, como se merece.

 
At 3/24/2006 6:33 p. m., Anonymous Anónimo said...

¿Desde dónde escriben los poetas?
Tal vez todo el secreto esté en esta pregunta.
¿Hacia dónde se abre esa puerta?
¿Quién está allí?
¿Qué hace allí aquel hombre sentado?
¿Quién es?
¿Por qué no se levanta?
Le llaman,
le llaman,
le llaman todos...
y él sigue escribiendo...
¿Qué escribe?
¿Para quién escribe?
Ésta es la pregunta:
¿Desde dónde escriben los poetas?

 
At 3/25/2006 11:37 p. m., Blogger Ludmilla 1789 said...

Buen punto León, y me gusta la forma en que lo expresaste. Me he preguntado estas cosas muchas veces sin llegar a conclusiones que me resulten del todo convincentes. Creo que uno escribe para uno mismo. No lo digo en un sentido egoísta sino todo lo contrario. Me resulta absurdo pensar que alguien escriba para "el público" o "un público"; eso no existe... Yo siento que los poetas escriben desde las vísceras, se nutren del humus y de la parte desconocida y misteriosa que todos tenemos bien adentro. Quizás alguien o algo les dicte a los poetas qué escribir, no sé. Es un tema místico, emocional, filosófico, apasionante... que parece no tener fin.

(Busqué tu blog / e-mail León pero no los encontré...)

 
At 3/28/2006 4:35 p. m., Anonymous Anónimo said...

Dicen que Mahoma fue tocado por Dios, llegó enfermo a su casa y después de días de fiebre y parálisis vomitó todo el Corán.
Creo que hay de las dos cosas porque en esencia no hay dos cosas, adentro y afuera son lo mismo en esencia. Sí sale de las vísceras del poeta, pero antes de llevar la poesía en su cuerpo la canaliza de la divinidad. Así lo creo, condéneseme por mística, Ceryle, te doy permiso.
El lugar común en la vida todo artista es la vivencia de ese momento inevitable en que se enfrenta a la magnificencia de la poesía y sufre su condición humana, su limitación. Ahí pasa lo que le pasa a Octavio, ese desgarro, esa impotencia, qué bien elegido, Ceryle. Y todo se vuelve pregunta y súplica.

"Yo muero extrañamente... No me mata la Vida,
no me mata la Muerte, no me mata el Amor;
muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor
de un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida,
devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?...
¡Cumbre de los martirios!... Llevar eternamente
desgarradora y árida, la trágica simiente
clavada en las entrañas como un diente feroz!
iPero arrancarla un día en una flor que abriera
milagrosa, inviolable!.., iAh, más grande no fuera
tener entre las manos la cabeza de Dios!"
Perdón si me reitero con Delmira. Levanto una imaginaria copa de ambarino champagne burbujeante y brindo con ustedes. Por la poesía: ¿quién si no nos habría unido aquí?

 

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