Otro cantar
He vuelto. Es el primer post que escribo en el 2007. Extrañaba horrores esta sensación deliciosa de tirar palabras al espacio virtual. O al espacio físico: quiero pensar que de alguna manera lo que vuelco puede llegarle a alguien, caer destilándose sobre partículas de su cuerpo interior.
Muy temprano en la mañana, a eso de las 6, escucho cantar a un gallo. Sucede casi todos los días, aunque en realidad precisamente hoy no recuerdo haberlo escuchado. El hecho me resulta un poco inverosímil, vivo en una avenida de vereda ancha donde circulan decenas de vehículos entre edificios altos, casas y comercios. Dónde vivirá ese gallo, me pregunto cuando oigo el cocoriqueo. Está en un ámbito que no es el suyo el pobre, aun así cumple con funciones que le son propias. En medio del entresueño de la madrugada me digo que tengo que saber dónde está el gallo del barrio, verlo o al menos saber algo de él, quiénes son los dueños, cómo es su aspecto. Pero no hay caso, durante el día no vuelvo a pensar en el gallo. Podría aprovechar cuando salgo o vuelvo a casa para investigar un poco, observar con más detalle las casas de los alrededores o atreverme a hacer indagaciones en la panadería, por ejemplo.
Hace poco me sucedió algo curioso. Fuimos a la feria de frutas y verduras. En una casa de la cuadra vendían muebles usados, de todo un poco, era una especie de "cambalache" modesto. Quedaba cerca del puesto de venta de pescado. Me quedé mirándolo mientras Augusto compraba carnada. En el negocio improvisado habían puesto un cartel grande, notorio, clarísimo: "Amanece y no es poco." Se lo comenté a Augusto pero estaba en otra sintonía, pensando en los camarones para encarnar ese fin de semana. Me acordé enseguida del gallo, creo que fue la primera vez que pensé en él sin escuchar su canto, fuera del momento del amanecer.
La frase me inspiró. El gallo también me inspira. Tanto pensé en el gallo que barajé una posibilidad nunca antes manejada: quizá no exista el tal gallo y sea un despertador, un artefacto mecánico nomás. Pero no, no me parece, el cacareo suena convincente.
El verano trae su letargo. Días y noches que se dilatan. El goteo de las altas temperaturas. Yo ya volví, he vuelto. Y me voy a quedar.
12 Comments:
el gallo canta
para que salga el sol
el sol sale
para que el gallo se calle
de una buena vez
qué suerte que el sol sale
qué suerte que el gallo es madrugador
Los Tropezones de Miko Zappa
tienen dos gallos que los disparan
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ludmila: aparece y no es poco
bienvenida nuevamente al ruedo!
Qué gusto tenerte de vuelta, Ludmilla.
Buena elección esa de comenzar con los gallos: a su manera, es un modo de comenzar en el registro típico de las fábulas.
Un abrazo.
Bienvenida al ruedo. Abrazos.
Gracias a todos por la calurosa bienvenida.
Bienvenidos aquí los de siempre y los nuevos que me han dejado lindos comentarios en diversos posts. Estoy debiendo unas cuantas visitas, ya me pondré al día con todos.
Abrazos.
Bienvenida de vuelta! Seguro que el gallo es real, algún nostálgico de la cría de aves de corral se las arregla en cualquier rinconcito. Y me gustó lo de que amanece que no es poco, es cierto.
Gracias Ana. Es verdad, hay personas que no se dejan amedrentar por las circunstancias para concretar sus deseos.
puta se nos murió el darno
Que bueno leerte ! Se la extrañaba!
Tenés que investigar donde vive ese gallo. En el complejo donde vivo hay mucho árboles, donde anidan los pájaros. Apenas amanece parece que estuvieras en el campo, a pesar de que a una cuadra hay una avenida con muchísimo tránsito.Cuando me fui de vacaciones, estando en la playa, había más ruido de tránsito y motos que en Montevideo. Son las curiosidades de este paisito.
Ludmi, nuevamente bienvenida.
Niévate: se me apretó el corazón con la noticia.
Araucaria, qué bueno también saber de vos.
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