Invitación
Pasó un sábado, hace cuestión de algunas semanas. Una tarde tediosa, avanzada ya, tirados mirando televisión, qué vas a hacer en días así. Los niños en otra habitación. Viene mi hija vení acompañame. Y yo qué pasa. Me tranquiliza no haber escuchado ningún ¡crash! de caída de objetos. Presumo entonces que no hubo enfrentamiento bélico entre ella y su hermano. La ausencia de llantos o quejas confirma mi sospecha. Digo no, ella se va. Vuelve diez segundos después. Tiene un cierto nerviosismo, los ojos de ese color que tanto me gusta. Dale porfi vení. Está decidida a romper mi letargo, a lograr que me mueva sin tocarme. Lo logra. Caminamos juntas hasta la otra habitación donde estaba ella con su hermano, el sofá, la mesa de madera, las acuarelas en las paredes. El ventanal y mirá mamá está la luna en el living.
Etiquetas: Anecdotario filial
10 Comments:
mirá lo que te estabas perdiendo...
pocas invitaciones
pueden resultar tan confortables..
reconfortantes
Preparate: tu hija será artista.
Una invitación , la verdad muy gratificante. Abrazos.
es como dice basilia, qué invitación divina
¿Por qué cuando crecemos perdemos esa naturalidad y dejamos de buscar a un ser querido para ver la luna, un atardecer, el color del mar?. ¿
Nos dará verguenza?.
Me he encontrado diciéndole a algún compañero de trabajo "mirá que atardecer sobre la bahìa..." (algo bueno tenìa que tener mi laburo..) y escuchar la respuesta "a mí no me interesa lo bello, soy depresivo..." :(
En fin... Por suerte existe la infancia y los que algo de ella conservamos.
Tu hija: de "tales palos" tal astilla.
el comentario anterior "usuario anònimo" era mìo, si hay algo que no puedo ser en esta vida es un "usuario anònimo", jejejej.
Sí, fue una invitación reconfortante, gratificante, preciosa... y totalmente inesperada.
Hoy le pregunté a mi hija si se acordaba de eso y me dijo que sí. También se acordaba de que yo la primera vez le había dicho que no, mmmm...
Yama: me temo que sí, ¡lo peor es que yo la aliento!
Yo creo que sí, Sol, que hay una especie de vergüenza, o más bien de falta de valoración.
A mí durante años me reprocharon que me ocupaba de "cosas sin importancia" y que descuidaba las "cosas importantes".
Sufrí un montón pero por suerte a la larga aprendí a ser fiel a mí misma, o al menos lo intento.
Creo que por eso insisto en la vida cotidiana, me parece que allí radica gran parte de esta historia. No podemos perder de vista esos momentos. Si lo hacemos, nos perdemos de vista a nosotros mismos.
Qué linda historia.
Saludos,
Es un solsito esa nena...o una luna llena...profunda, como te dije el otro día...
Y no estoy de acuerdo con que tu hija "será" una artista, ya lo es...a veces "flor de artista"..je je
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